¿Cómo pensar en lo impensado en América Latina?

Si hay algo que une al capitalismo de la vigilancia con la crisis del COVID-19 es que ambos son fenómenos en cierta medida nuevos, inauditos, pero por sobre todo impensados. Por lo tanto, la forma de enfrentarlos es un proceso, una suma de pruebas y errores que en nuestro continente se ve afectada por la desigualdad económica, la corrupción y la casi nula inversión en investigación y desarrollo. Dentro de esta última dimensión, mi conceptualización considera tanto a las ciencias duras como el humanismo y el arte.

Está claro que el hecho de que la mayor parte de los científicos y pensadores provengan desde ciertos países tiene que ver con que en esos contextos se ha logrado desarrollar un ambiente amable para el pensamiento y la reflexión, o sea, son territorios que han sabido acumular, diversificar y aprovechar conocimiento. Pero, ¿quién podría pensar en grandes soluciones cuando su empleo es precario? ¿Alguien podría terminar su pintura mientras le embargan su casa? Un niño con talento, ¿podrá encausarlo si sus padres le dicen que el arte no sirve para nada? Y no solo eso. ¿Cómo una persona con ideas importantes puede transmitirlas si no cuenta con medios para ello, incluyendo el hecho de carecer de un entorno social que le ayude a lograrlo? No me cabe duda que en América Latina hay personas desarrollando ideas y arte de todo tipo que pueden tener un impacto en la vida de muchos, pero no los conocemos y a algunos no los conoceremos nunca, porque no nos enteraremos de sus propuestas. Otros, comprensiblemente se cansarán de golpear puertas y preferirán velar por la estabilidad de sus familias. «El arte es una maldición, sobre todo cuando se nace con talento pero en un lugar donde hay analfabetismo cultural», dijo Joaquín Orellana. Así, para muchos no nos queda más que actuar como el escritor de El ruiseñor y la rosa de Oscar Wilde, que continúa su labor en condiciones paupérrimas, pues si no lo hace, su futuro será aún muy negro. Valoramos lo heroico, pero, ¿es necesario que todos seamos mártires de lo que amamos, siempre?

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