Inconsecuencia y discurso

El mundo del arte no es un planeta ajeno a las ambiciones personales, dobles discursos, la corrupción, las ansias de poder y el asesinato. Y si bien es necesario el impulso personal para lograr algo, asunto que es aplicable a cualquier actividad humana, cuando la ambición se desborda y se deforma en una avaricia simbólica, esto es, en el deseo de aplastar a otros, de adueñarse de espacios públicos para fines meramente egotísticos, entre otros, entramos en un dilema ético.


Sin duda, dentro de todos esos temas, el del doble discurso es uno de los más problemáticos. Seguir leyendo aquí

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